En su gobierno se permitió que los alumnos que no eran católicos y que estaban cursando la enseñanza media, optar por no tener asignatura de religión.
Se creó el Instituto Pedagógico 1889, destinados a la preparación de profesores secundarios.
Se logró construir el internado de santiago-actual internado barros arana-, la escuela normal de preceptores, y la escuela militar. Asimismo Balmaceda impulsó la modernización diez puertos; ordenó construir 10 faros, la canalización del río Mapocho y abrir el Instituto Pedagógico.
El Gobierno de Balmaceda marca una verdadera etapa, en los fines del siglo, en la historia de nuestra enseñanza primaria. Al término de su Gobierno Balmaceda dejó 1.253 escuelas con 114.565 alumnos.
Auspiciado por el Gobierno de Balmaceda se realizó en el año 1889 un Congreso Pedagógico, cuya sesión inaugural se verificó el 20 de septiembre de aquel año, con asistencia de Ministros de Estado y más de 200 congresales. Uno de los principales temas del debate fue la obligatoriedad de la enseñanza, principio que reunió el acuerdo de la mayoría. La revolución del 91 provocó una verdadera crisis en la enseñanza, desordenando las filas del magisterio. En 1902, bajo los auspicios del entonces Rector de la Universidad de Chile, don Manuel Barros Borgoño, se llevó a efecto un nuevo Congreso General de educación; no contó con el entusiasmo del anterior, ni sus acuerdos señalaron reformas trascendentales. En las dos primeras décadas del nuevo siglo la organización de la enseñanza normal permaneció estática.
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